Pino Solanas y su renovado compromiso con el cine militante

来源:百度文库 编辑:神马文学网 时间:2024/07/01 13:48:25
Pino Solanas y su renovado compromiso con el cine militante El cielo es para nuestros queridos nadies Las cosas son como son y ningún maquillaje puede ocultar la tragedia de la hambruna y la desestructuración que como sociedad nos produjo y produce la aplicación de las teorías del capitalismo salvaje. Todos fueron culpables, esos “todos” que pretendimos expulsar de nuestras cabezas en diciembre del 2001 y que una y otra vez fueron volviendo. Todos ellos: políticos corruptos y mentirosos, periodistas que oficiaron como portavoces de la invasión extranjera y la festejaron en sus crónicas, empresarios voraces como aves de rapiña para los que el dinero es un gurú frente al que se postran, y también esos indiferentes, que como en los años de la dictadura, miraron a otro lado construyendo así el criminal gesto de “esto no va conmigo”. Así el país se vino abajo y vimos –seguimos viendo- escenas jamás imaginadas. Pero a pesar del horror de observar a nuestros pibes vagar como autómatas por basurales en busca de comida, o de crisparnos ante la provocación de la opulencia y la tristeza de los que otra vez tuvieron que tomar el camino del destierro, los de abajo fueron, poco a poco, reconstruyendo la esperanza, edificando un sólido y doloroso edificio que combina la militancia de siempre con la solidaridad social entre humildes. De eso trata esa conmovedora película que Fernando Pino Solanas tituló con toda justicia “La dignidad de los nadies” y en la que trata de resumir –con una profesionalidad que estremece- lo que nos ocurrió y lo que todavía subsiste, a pesar de que el país ya no es el mismo del 2001. Con esa sensibilidad que deviene de una encomiable historia personal de haber puesto siempre la mirada –y el cuerpo- entre los que sufren y pelean, trastabillan pero no se rinden, Solanas arma un escenario donde se homenajea a los miles de héroes anónimos que todos los días tratan de emerger del infierno. Cuenta historias de vida y rebeldía, abraza con fraternidad inigualable a quienes lo dan todo por sus hermanos y hermanas de infortunio, genera un clima de tanta realidad que provoca que el espectador ora cierre los puños de rabia, ora festeje las salidas imaginativas con que los pobres se las rebuscan para engañar el estómago o para enfrentar a los miserables que los quieren seguir ninguneando. Pero como Solanas es antes que nada un militante revolucionario no deja un hueco para que se cuele la hipocresía, el coqueteo con los que mandan o el doble discurso. En cada escena crece la dignidad de los nadies y también –hay que decirlo con todas las letras- la dimensión de éste, nuestro mejor director cinematográfico argentino y latinoamericano, que lamentablemente, como ocurre con muchos de nuestros grandes, es más reconocido fronteras afuera que en su propia tierra. “La dignidad…” es entonces un trabajo para que nadie deje de verlo. Más aún: si las cosas marcharan como tanto se pregona, esta película y la anterior de Solanas (“Memoria del saqueo”) debieran exhibirse como materia obligatoria en los colegios para ayudar a entender a nuestro jóvenes por qué ocurrió lo que ocurrió y también recoger las claves de algo innegable: si no se resiste no hay futuro. O en palabras de nuestras queridas Madres: la única lucha que se pierde es la que se abandona. Carlos Aznárez